Monday 19 August 2013

Capitulo 7.


*
-¡Abie, ya vale de cubatas! – vi la mano de Clara quitarme el vaso de la mano pero no dije nada – Entre Louis y tú vamos apañados.
-¡Eh! – levanté torpemente el dedo delante de su cara – Eres una aburrida.
Y me empecé a reir. ¿Por qué? A saber, no controlaba bien lo que hacía o dejaba de hacer, pero seguía confiando en que Clara no me dejaría hacer ninguna locura.
-¿Qué ocurre? ¿Se encuentra bien?
De nuevo escuché esa ronca voz, la que pertenecía a los mismos ojos verdes que antes me habían estado observando. Giré hacia él riendo como una completa idiota.
-Abie, ¿cuánto has bebido?
Me encogí de hombros y de nuevo comencé a reírme. Miré a Harry, el cual tenía una sonrisa mientras me veía reírme yo sola. Tuve un pequeño impulso. Me acerqué a él y pasé mis brazos por sus hombros. Enrollé uno de sus rizos entre mis dedos, juntando mis manos en su nuca para acercar su oreja a mis labios.
-Tú también eres un aburrido – le susurré con una sonrisa.
Me aparté de él para girarme y coger la botella de nuevo, pero antes de que pudiera beber siquiera una gota, ya me la habían quitado de las manos. Miré a Harry el cual bebió de la botella con una gran sonrisa.
- ¿También soy un aburrido? - volvió a darme la botella mientras yo asentía.
Bebí un trago y volví a acercarme a su oreja, teniendo que ponerme de puntillas mientras me tambaleaba.
- Pero un aburrido muy sexy.
*
-¿Llegas a coger la leche? – Saul estaba de puntillas enfrente de la nevera intentando cogerla– Ya voy yo…
-¡NO!
Dio un brinco y agarró la leche para luego girarse y sacarme la lengua. Sonreí, era igual de graciosillo que su padre. Saul se sentó al lado mío en el sofá con su vaso de leche en la mano.
-Entonces – dio un sorbo de este manchándose todo el labio de arriba de blanco - Fue muy divertida la fiesta, ¿a que si?
Limpié su labio con mi dedo pulgar.
-Fue increíble – sonreí y me centré de nuevo en la foto de la biblioteca – Vamos a seguir.
*
Desperté por culpa de los rayos de sol que se colaban por la ventana. Me dolía la cabeza, muchísimo, parecía que iba a explotar en cualquier momento. Me levanté con poca gana estirando mis brazos y muñecas hacia arriba para hacerlas crujir.
-Buenos días bella durmiente. – giré repentinamente con mis ojos abiertos como platos. Harry estaba tirado boca arriba en el sofá sin la camiseta. Era aún más increíble así – Te revuelves mucho por las noches.
-¿Qué haces aquí? - le observe de arriba a abajo - ¿¡Has dormido conmigo!?
Bajé mi mirada hacia mi ropa y me alegré de ver que aún llevaba el vestido negro, aunque un poco arrugado. Los zapatos estaban en el suelo, junto a la cama.
-Tranquila – Harry se incorporó para sentarse en el sofá – Te traje hasta casa y quisiste que me quedara. Dormí aquí. – dio unas palmaditas al sofá a lo que yo asentí levemente- ¿Tan poco te hubiera gustado que durmiera contigo?
-Sinceramente, no había mucha ilusión.
Mentira, una enorme mentira era lo que acababa de decir. Seguramente me hubiera enfadado con él si eso hubiera pasado, pero, ¿gustarme? Me había encantado. Pero claro que no se lo iba a decir, no le iba a dar el gusto de escucharlo.
-¿A no? – Harry se levantó para acercarse a mi.
Negué con la cabeza y me estremecí cuando noté que uno de mis mechones de pelo era retirado de mi cara. Harry lo había colocado justo detrás de mi oreja acariciando mi mejilla.
-Esta bien, no tienes porqué preocuparte – me miró a los ojos y se apartó de mi sonriendo – Este aburrido sexy no durmió contigo anoche.
Salió de mi habitación a paso lento, o eso me parecía a mi. Estúpido niño sensual de preciosos ojos verdes. Suspiré y me giré de nuevo hacia el sofá. Me alegré de ver lo que se había dejado encima de este.
-Gracias por el regalo Harry.

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